De la crónica diaria

"Señoras y señores, bienvenidos a esta clase de arqueología para amas de casa y amos del universo. Hoy trabajaremos con un interesante problema no resuelto de la ciencia arqueológica especulativa:

En el año 2772, un grupo de cinco arqueólogos aventureros con sobrenombres de estados del país antiguamente llamado "Estados Unidos", antes de la invasión mexicana, desde luego, realizando una excavación de rutina en América del Sur, se encontraron un archivo intacto (milagro) de lo que supusieron era algún tipo de medio primitivo y ofensivo de difusión masiva de información. Lograron deducir que era primitivo porque estaba impreso en papel, supusieron que era ofensivo porque cuando uno lo sostenía le manchaba los dedos. El gran diario argentino, aparente nombre del medio y también del libro donde los expedicionarios explicaban sus teorías con respecto a los descubrimientos, contaba con una rudimentaria forma de iconografía que, según anunciaba, mostraría escenas de la Crónica Diaria. Los aventureros que, al igual que Batman, eran científicos, no dudaron en dar muestras de alegría: por fin iban a poder desentrañar los misterios de la cotideaneidad de esta civilización perdida luego de la Doceava Guerra Mundial.

Se descubrió así que este país contaba con un extenso repertorio de días festivos ya que, al parecer, todos los días era el "día de algo". Los ciudadanos gustaban de festejar deseándose "Buen día de ese algo determinado" y realizando alguna acción para homenajear a los festejados. A saber: pedir la hora exacta a todo momento en el "día del relojero", mugir como esos animales llamados vacas en el día de los trabajadores de la carne, tener sexo en lugares públicos en el día de las trabajadoras de la carne y salir con guantes a la calle en el dia del arquero.

Pero hay algo en que los doctores John "New Jersey" Smith, Paul "Minessotta" Stark, George "Alaska" Williams, Pepe "Nebraska" García y Luciana "Louisiana" Demetrios nunca pudieron ponerse de acuerdo: Al parecer, todos los días 21 de junio, se producía la llegada de un semidios mutante del norte que respondía al nombre de "Señor Invierno". Hasta ese momento se suponía que "Invierno" era una forma de llamar a un período del año, pero el descubrimiento de los doctores arqueólogos nos demuestra que no era así. Este ser cuya epidermis parece derretirse en la iconografía, es representado sonriente, de caracter afable pero claramente nocivo. Tenía un cierto gusto por los interiores, abría las puertas sin golpear y, por las expresiones en el rostro de los que aparecen, complacerlo se volvía más difícil cada año.

La dicotomía que les quiero plantear, que todavía mantiene a los cinco aventureros en duda, es la siguiente: o el ser era una representación del Dios Horgazxar (hijo), literalmente "él quien se derrite aunque haga fresquito" representado también por jeroglíficos encontrados en Perú, La Isla de Pascua, Bolivia, Madagascar y Morón, al que se le hacían enormes sacrificios humanos y tributos en oro; o bien, el autor de la iconografía repetía los chistes.

Les dejo planteada la duda, piénselo mientras tomo asistencia."