La plata dulce

El reconocido chocolatero, empresario y playboy internacional, Wilbur Wonka (hijo), fue arrestado ayer por múltiples cargos de esclavismo, enriquecimiento ilícito y abuso de la confianza del buen salvaje.

Las Naciones Unidas, luego de dos arduos meses de debate han decidido por fin otorgar a los Oompa-Loompas categoría de persona, ser semi pensante y ciudadano del mundo con todas las obligaciones, los derechos y las garantías que esto implica.

Los Oompa-Loompas, que Wonka habría extrapolado de su tierra natal, la siempre verde y atractiva Loompalandia (a sólo un boleto de avión de su alcance) son un pueblo incapaz de comprender las vicisitudes de la vida moderna. Por eso, el siempre codicioso Wonka logró convencerlos de dejar sus confortables casas en los árboles para convertirse en esclavos de su fábrica a cambio de techo, comida y eventuales bonos en granos de cacao.

Wonka ya había sido acusado ante las cortes internacionales por el Príncipe indio Pondicherry, de haberse presentado ante él como ingeniero diplomado y, luego de algunas negociaciones turbulentas, haber construido un palacio con elementos perecederos en el que el Príncipe estuvo a punto de perder la vida.

Con su captor en la cárcel y la fábrica que los explotaba cerrada para siempre, los Oompa-Loompas serán cuidadosamente depositados en containers con el fin de ser deportados (cuidadosamente) a su país de origen. Una vez allí se les otorgará el derecho de abrir casinos temáticos y bingos para turistas.

Porque un Oompa-Loompa libre, es un Oompa-Loompa feliz.

Y si no es así, no nos importa.