Bello facial

Noticia que tal vez apareció en la página ocho del suplemento mujer/informática/sociedad de Clarín, el pequeño gran diario argentino:

"Ahora dicen que podría ser que quizás los hombres con bigote sean menos creativos que los que lampiños... Ponele

Un estudio realizado por la Universidad de Los Angeles en base a una encuesta en el campus, determinó que los hombres con rosotros aniñados y faltos de vello son los más creativos, los menos co-dependientes y los más sexualemente activos. Una muestra poblacional encuestada de casi cuatro personas reveló, además, que las encuestas no son del todo fiables.
Este resultado se prueba similar al obtenido por representantes de la Universidad de Colorado: "Los pelirrojos son más carismáticos que los demás" y por la Universidad de Salt Lake City: "Los mormones son lo más".
Al no tener ningún dato que contradiga el estudio, la redacción del diario ha decidido que es absolutamente cierto y, por eso, será nota de tapa.

Carlos Ifrain
de la redacción de Clarín"

Ante la anterior noticia la Sociedad de Amigos del Bigote (SAB) ha iniciado una acción legal y un escrache. "Disculpe, nosotros no estamos para que nos tomen el pelo" dijo Gerardo Draftman, que luce un bigote que cubre sus ojos de tal manera que tiene que utilizar exclusivamente el sentido del tacto para manejarse en la vida. Continúa Draftman: "Le ruego me perdone, espero no molestarlo con tales declaraciones, comprendo que no resulta del todo cortés hacer un piquete en la puerta de un medio tan renombrado, pero mis compañeros están enojadísimos... Uy, espero que no se enojen por haberlos mencionado sin permiso. Qué desconsiderado". Ante esto Draftman cae al suelo en posición fetal y se seca las lágrimas con el bigote.

"El bigote es una prueba de madurez" nos informa otro miembro de la SAB antes de correr a saltar sobre el los pelos que, a modo de cuerda, dos de sus amigos sostienen.

Todos cantan "juguemos con el bigote, mientras la barba no está... ¿Barba estás?". "Me estoy afeitando las puntas florecidas". Todos bailan al ritmo de canciones irreproducibles y pronto la protesta se vuelve una fiesta. La fiesta un jolgorio y el jolgorio un quilombo tal que logra la pronta aparición de la policía con perros, navajas y espuma de afeitar.

Luego, el caos.