Recuerdos que te preseguirán

Hay un momento de tu vida de aburrida ama de casa en Newark, Nueva Jersey llamada Stephanie, en el que casi sin saberlo, decides hacer algo drástico con tu existencia. Entonces llamas por teléfono a algunas de tus amigas y, a cambio de algo de dinero, promesas de fama, suculentas galletitas de manteca y el antídoto al veneno que pusiste en su café, las convences de formar una banda de imitadoras de Jem y The Holograms.

El papel principal de Jem, desde luego, te lo reservas para tí y a las demás le tocan los despojos. Los trajes son cosidos a mano por inmigrantes ilegales y tus amigas le agregan la brillantina y las lentejuelas faltantes para que los trajes sean verdaderamente "outrageous".

El maquillaje es aplicado con milimétrico cuidado, las pruebas de sonido son impecables y por fin estás lista para ese momento mágico en que el telón se levanta y las hologrettes (cómo has decidido llamar a tu banda) rockean la escena under newjersiana.

Pero algo sale mal, en el momento que debería ser tu momento de gloria comprendes algo terrible, impensable... Tu y tus amigas están vestidas como un grupo imaginario de los ochentas, los trajes apenas cierran sobre sus cuerpos de más de cuarenta y ni siquiera saben cantar.

El telón se levanta con sádica lentitud, con el maquillaje corrido por las lágrimas y los labios temblando te las arreglas para decir: "Hola New Jersey, somos las Hologrettes".

Los ensordecedores aplausos no se hacen esperar... Y entonces comprendes que todo estará bien sin importar lo mal que suenen... Comprendes que todo está permitido a aquellos que se atreven a vivir el sueño secreto de toda una generación.