Desacatau

La rebeldía está en la naturaleza, no estoy seguro de que esté en La Naturaleza propiamente dicha, pero sí al menos en la naturaleza humana. Tampoco estoy seguro de qué esté en La Naturaleza Humana propiamente dicha, pero sí por al menos está en la de algunos. Por ejemplo, a quién no le llamó la atención eso de pararse en las vías del tren para saltar sólo cuando la locomotora se te viene encima. Quién no jugó con fuego, se hizo el loco dejando que un fósforo se consumiera dentro de una cajita llena de otros fósforos y se rió nerviosamente ante la sorpresiva llama resultante.

Quién no mintió en momentos de tensión sobre la impropia conducta mantenida en baños de colegio secundario. Quién no hizo frente a figuras de autoridad, a representantes de instituciones cuya sola mención imponía respeto cuando éramos niños de primaria.

Él no. Él nunca formó parte de lo que podría llamarse la parte activa de la rebelión. Lo suyo siempre fue más cercano a un decir que sí con la cabeza gacha y hacer lo que se le cantaba por lo bajo. Su fuerte nunca fueron los tormentosos desafíos abiertos sino el sutil pero continuo desgaste de las figuras de poder por medio de solapados, tímidos, silenciosos (pero también implacables) momentos de resistencia pasiva.

Él nunca hizo nada por lo que sintiera una amenaza inmediata, nada que lo hiciera sentir que la sombra de la autoridad podía caer sobre su pobre cuerpo desprotegido y, sobre todo, falto de coartadas. Nunca había sentido el estómago revuelto y la adrenalina que quema en la cabeza. Terminar rápido la tarea, pero terminarla bien.

Por eso él, justo él, cuando tomó esta foto, se sintió James Dean.