Una verdad inescapable

"Sra. Leona: ¿Será posible? Otra vez dejaste restos de carne por todo el piso de la jaula, te vas ya mismo a barrer...
Sr. León: Sí querida.
Sra. Leona: Y hoy volvés tempranito, nada de salir a cazar con tus amigotes...
Sr. León: Sí querida.
Sra. Leona: La última cebra que trajiste estaba más bien flaca, un poco pobre ¿no te estarás guardando algo no?
Sr. León: No querida.
Sra Leona: Y comprate ya ese tratamiento para la caída del pelo, yo no voy a andar por ahí con un marido sin melena...
Sr. León: Sí querida.
Sra. Leona: Y ponete a hacer ejercicio también, demasiado antílope y poca dieta...
Sr. León: Sí querida.
Sra. Leona: Y qué es eso de andar meando cerca mío...
Sr. León: Pero... Mi amor... Estoy marcando mi territorio...
Sra. Leona: Vos no sos quién para ponerme límites ¿Porqué no le hice caso a mamá? No lo volvés a hacer nunca más...
Sr. León: Sí querida, pero...
Sra. Leona: ¿Me estás discutiendo?
Sr. León: No querida... Pero
Sra. Leona: ¿Me estás discutiendo?
Sr. León: No querida.
Sra. Leona: Ah... Ya me parecía..."

Esta misma escena se repite a cada minuto en una especie distinta, lo que nos lleva a nuestra terrible, eterna, inamovible verdad de hoy:

"Detrás de todo macho alfa, hay una madre naturaleza".